Actualizado 13 octubre, 2024 Por liliana
¿Cómo se inicia la depresión?
La depresión puede iniciarse de manera gradual o repentina, dependiendo de varios factores individuales. No siempre es fácil identificar un «punto de inicio» claro, pero hay ciertos elementos que tienden a desencadenar el desarrollo de la depresión, especialmente en adolescentes. Aquí explicamos cómo puede comenzar:
1. Factores emocionales y psicológicos
Estrés prolongado: Situaciones de estrés crónico, como problemas familiares, académicos o sociales, pueden desencadenar la depresión. La acumulación de estos factores desgasta emocionalmente a la persona y puede llevarla a sentirse abrumada o desesperanzada.
Baja autoestima: Los adolescentes que tienen una percepción negativa de sí mismos o luchan con problemas de autoestima pueden ser más vulnerables a desarrollar depresión.
Pérdidas significativas: La muerte de un ser querido, la ruptura de una relación importante o un cambio drástico en la vida (como mudarse o cambiar de escuela) pueden ser eventos desencadenantes.
Rechazo o bullying: El acoso escolar o social puede minar la salud emocional de un adolescente y llevarlo a desarrollar sentimientos de tristeza y desesperanza.
2. Eventos traumáticos
Abuso (físico, emocional o sexual): El trauma, especialmente en la infancia o adolescencia, puede desencadenar depresión, ya sea de forma inmediata o como una respuesta a largo plazo.
Accidentes o enfermedades graves: El impacto emocional de una experiencia traumática o de enfrentar una enfermedad grave también puede generar síntomas depresivos.
3. Factores sociales
Aislamiento social: La falta de relaciones cercanas o sentirse desconectado de los amigos o la familia puede ser un factor desencadenante de la depresión. La presión social y el sentimiento de no encajar también juegan un papel.
Expectativas académicas y familiares: La presión para tener éxito en la escuela o cumplir con expectativas familiares puede generar ansiedad y, con el tiempo, desencadenar síntomas depresivos.
4. Pensamientos negativos recurrentes
Rumiación: Los adolescentes que tienden a tener pensamientos negativos repetitivos o que se preocupan constantemente por situaciones pasadas o futuras pueden caer en un ciclo emocional negativo que contribuye a la depresión.
Desesperanza: El sentimiento de que las cosas nunca mejorarán o que no hay solución para los problemas que enfrentan es una característica común al inicio de la depresión.
5. Dificultades para adaptarse a cambios
Transiciones importantes: Cambios como el ingreso a una nueva escuela, cambios físicos y emocionales de la adolescencia, o problemas para encontrar una identidad propia pueden ser factores que generen ansiedad y eventualmente depresión si no se manejan adecuadamente.
Proceso gradual de inicio:
En muchos casos, la depresión no aparece de un día para otro. Los síntomas pueden empezar siendo leves, como tristeza, irritabilidad o falta de interés en las actividades que antes se disfrutaban. Con el tiempo, estos síntomas pueden intensificarse y llevar a una mayor desconexión social, dificultades para concentrarse o incluso pensamientos negativos sobre uno mismo.
Signos tempranos:
Cambios en el estado de ánimo: Un adolescente puede volverse más irritable, sensible o triste de manera recurrente.
Falta de interés o motivación: Pérdida de interés en hobbies, deportes, amigos o actividades que antes disfrutaba.
Cambios en el apetito o el sueño: Comer mucho más o mucho menos de lo normal, o tener dificultades para dormir o dormir en exceso.
Dificultades académicas: Bajo rendimiento en la escuela o falta de concentración.
Aislamiento: Evitar el contacto con amigos y familiares, y pasar más tiempo solo.
Importancia de la intervención temprana:
La detección y tratamiento temprano de la depresión puede evitar que los síntomas empeoren y afecten gravemente la vida del adolescente. Es fundamental prestar atención a los cambios de comportamiento, y si se sospecha de depresión, buscar ayuda profesional para iniciar un tratamiento adecuado. En la Fundación Proyecto Asistir contamos con profesionales de más de cuarenta años de experiencia que dirigen tratamientos que curan la depresión.