Actualizado 8 mayo, 2024 Por liliana
Hoy nos toca reflexionar el lugar de los terapeutas en la consulta por la cirugía bariátrica. Cirugía que por su prevalencia en la actualidad es de gran importancia
A partir del seguimiento de las entrevistas podemos dar cuenta de ciertas constantes que se verifican en la mayoría de los pacientes. Los pacientes que se postulan para la cirugía bariátrica nos cuentan lo difícil que es vivir con obesidad. ¿Cuáles son los síntomas que nos describen? un historial de sucesivos fracasos en tratamientos nutricionales que asocian a su mal metabolismo y a una gran dificultad para organizarse. Manifestando poca o nula actividad física. Muchas veces el sedentarismo está asociado a dolores físicos y a las complicaciones cotidianas para encontrar un momento del día para hacer gimnasia. En las entrevistas los pacientes nos enumeran todas las actividades que por el exceso de peso no pueden hacer, desde las limitaciones cotidianas, como la dificultad para subir escaleras hasta limitaciones más simbólicas, como no poder jugar con sus hijos en una plaza. En la mayoría de los casos expresan una preocupación por las enfermedades que se les desencadenaron por la obesidad, como por ejemplo diabetes tipo II, Hipertensión Arterial. Como también los problemas de salud que se agravan por el sobrepeso. Como dolores osteoarticulares y de columna. En todos los casos se verifica el riesgo de muerte que conlleva la obesidad.
Pero lo que más llama la atención o convoca una escucha terapéutica es el modo particular de vincularse. Muchos pacientes refieren que han descuidados su salud por “estar siempre para los demás”. Este particular modo de vivir los vínculos podría describirse como una posición del paciente obeso de dar y ofrecerse sin límites al otro. Esta posición de dar sin límite, tiene como reverso un “llenarse” de comida sin límites. Esta imposibilidad decir NO tan característica de los pacientes obesos atraviesa no sólo a la conducta alimentaria sino también a sus vínculos afectivos y del trabajo. Por no confrontar se sienten anulados. El escape termina siendo el momento de la comida.
A raíz de los síntomas que nos describen. La cirugía puede tener una indicación realmente necesaria, pero los médicos, solo pueden actuar sobre el organismo. El bisturí no va a poder acceder a la subjetividad del paciente, a su modo de vincularse.
Desde el lugar de terapeutas, debemos entender la importancia de acompañar a los pacientes en el proceso de preparación para la cirugía y en el seguimiento pos cirugía. Ya que lleva mucho tiempo de trabajo terapéutico para que el sujeto deje el lugar de ser objeto para el otro. El paciente debe dejar este lugar de complacer al otro. Cuando se interrogue que su compulsión a comer es muy parecida a su modo de vincularse se puede asegurar que se ha instalado un trabajo terapéutico. Lograr estos cambios posibilita abrir camino a deseos propios, a otro tipo de satisfacciones. Una mirada más centrada en lo que ellos quieren y no a un “estar siempre para los demás”.