Actualizado 31 agosto, 2023 Por Fundación Proyecto Asistir
Para J. Lacan la fobia es la forma más radical de neurosis, cuya función es sostener la relación con el deseo a través de la angustia.
Por otra parte nos dice: “No debe verse la fobia en absoluto como una entidad clínica, sino como una placa giratoria (…) Ella vira muy frecuentemente hacia los dos órdenes de neurosis, histeria y neurosis obsesiva” (Lacan, 1969, p.280).
En relación a la función de la fobia en cuanto que es aquello que sostiene la relación con el deseo bajo la modalidad de la angustia, la clínica actual se enfrenta a la proliferación de un cuadro ya descripto por Freud (1895) como crisis de angustia y que la nomenclatura psicopatológica contemporánea llama ataque de pánico.
El mismo resulta un caso paradigmático de la presentación de la angustia invasiva y paralizante que se vincula, junto con otras formas de padecer, a los avatares de la civilización postmoderna. El contexto actual y su incidencia en las presentaciones sintomáticas. El ataque de pánico aparece como manifestación actual de la fobia.
La angustia es el afecto por excelencia que convoca a los analistas. Pero la presentación actual de la angustia, está presente bajo el denominado ataque de pánico. Actualmente, la insistencia del significante ataque de pánico ante la escucha analítica puede pensarse como producto de la incidencia sobre la subjetividad del discurso capitalista como expresión de la globalización propia de la posmodernidad.
En la actualidad, los seres humanos estamos inmersos en un vertiginoso proceso de cambio que provoca incertidumbre, temor y desconcierto. Estos sentimientos se actualizan y generan variadas respuestas. En estas primeras décadas del siglo XXI, atravesado por ansiedades, desórdenes psicosomáticos y angustias individuales y sociales, el trastorno vinculado a las fobias que define a la época, es el llamado ataque de pánico.
Sus síntomas son un emblema de una era que puede caracterizarse por la anomia y la anomalía: vértigo, palpitaciones, terror, sensación de falta de control y de irrealidad. Son síntomas que indican una desestabilización sensitiva como la de un sistema que implosiona y se desmorona, análoga al vértigo de las organizaciones sociales desarticuladas en sus cimientos.