Actualizado 21 junio, 2022 Por Fundación Proyecto Asistir
El pánico corresponde a una brusca salida del discurso (sin perjuicio de su reversibilidad posterior) en la que el goce se desencadena, tornando caótico el enjambre de sensaciones, y la subjetividad inerme padece del torbellino del cuerpo
El “pánico” se desencadena cuando se produce un relajamiento de la estructura libidinal, una ruptura de aquellos lazos que regulaban hasta el momento las relaciones de un sujeto con su propia persona y con los otros. Esto tiene como correlato una derivación somática, descarga automática de un incremento libidinal que rompe una homeostasis y que se verifica en la desregulación biológica que suscita. Una crisis en el circuito “Yo /ideal del Yo” pone de manifiesto bruscamente una amenaza a la realización del futuro del Yo. El Yo se encuentra desposeído de su haber con el que contaba para “ser” y acontece la vivencia catastrófica. Es decir, momentos en que una persona enfrenta pérdidas, ya sea afectivas, de seres queridos, materiales, laborales o de proyectos personales son momentos privilegiados para la irrupción de un “ataque de pánico”.
El pánico corresponde a una brusca salida del discurso (sin perjuicio de su reversibilidad posterior) en la que el goce se desencadena, tornando caótico el enjambre de sensaciones, y la subjetividad inerme padece del torbellino del cuerpo, que se expresa masiva y fragmentadamente, sin lograr una unidad que le de coherencia. En el fenómeno del “ataque de pánico” se trata de un intenso sentimiento de desamparo. El pánico no es mucha angustia, ni siquiera su desborde, ya que la angustia supone una subjetividad que en el “ataque de pánico” está ausente. El sujeto ubicado por fuera, asiste desamparado a la cita del fenómeno, se recupera después y en este a posteriori intentará darle un sentido, muchas veces con el concurso de la angustia. Consideramos que este es el momento en que el dispositivo psicoterapéutico puede comenzar a actuar. Es decir, en el momento inmediatamente posterior a que el “ataque de pánico” acontezca, momento en que el sujeto comienza a preguntarse cómo fue que el sintió ese terror que arrasó con él.
El tratamiento psicoterapéutico puede fortalecer al sujeto para que no se sienta tan expuesto a que el “ataque de pánico” vuelva a sucederle. El tratamiento apuntará a que pueda desprenderse de ese temor y pueda vivir más plenamente, con más deseo y sin miedo.
En la Fundación Proyecto Asistir un Equipo de terapeutas que atienden desde hace muchos años a personas que padecen esta dolencia en el marco de una investigación de la Universidad de Buenos Aires dirigida por la Dra. Liliana Szapiro, dan soluciones efectivas a las personas, para que el pánico no vuelva arrasarlos.
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